Homenaje a Cecilia Grierson a los 165 años de su nacimiento
22 de noviembre - Acad. Damasia Becú
La Dra. Cecilia Grierson fue una figura destacada en la historia de la medicina y de los derechos de las mujeres en Argentina. Su legado, basado en la generosidad, la valentía y el compromiso con la sociedad, continúa siendo un ejemplo a seguir en la actualidad, y nos desafía a no conformarnos con las desigualdades y a trabajar siempre por un mundo mejor.
Cecilia Grierson rindió los exámenes para ser docente en la Escuela Normal N° 1, en la que se graduó en 1878, a los 19 años. Domingo F. Sarmiento, Director General de Escuelas, le ofreció la dirección de un colegio para niños, lo que generó fuertes resistencias porque la veían demasiado joven para manejar a varones. Entonces Sarmiento la nombró al frente de una mixta en el barrio de San Cristóbal. Luego de ser educadora y directora de escuelas, llegaría a ser la primera mujer en graduarse como médica en Argentina en 1889, un logro extraordinario en un contexto donde las mujeres enfrentaban enormes barreras para acceder a la educación superior, y mucho menos a una profesión como la medicina, tradicionalmente reservada para los hombres. Su especialización se centró en la ginecología y la obstetricia, y su vocación de servicio la llevó a trabajar también en la asistencia a las clases más vulnerables. No logró, en cambio, trabajar como cirujana, a pesar de ser la primera mujer que obtuvo el título habilitante.
Uno de sus mayores legados fue la fundación de la primera escuela de enfermería en Argentina en 1886, un programa pionero para nuestro país. Con su visión de modernizar y profesionalizar los cuidados de salud, elevó el rol de la enfermería a una profesión clave en el sistema de salud. Más tarde crearía la Asociación Médica Argentina, la Sociedad Argentina de Primeros Auxilios, la Asociación Obstétrica Nacional de Parteras, el Consejo Nacional de Mujeres de la República Argentina, la Escuela Técnica del Hogar, y el Liceo Nacional de Señoritas.
Su vida no estuvo exenta de desafíos. Enfrentó la resistencia de muchos sectores que no aceptaban a una mujer en el ámbito médico. Sin embargo, su dedicación, profesionalismo y vocación transformadora siempre se impusieron. Fue una defensora incansable de los derechos de las mujeres, luchando por su participación en la medicina, así como también en los espacios de toma de decisiones públicas. Es así que fue la primera mujer en integrar una delegación internacional al asistir al Congreso Internacional de Mujeres en Londres en 1899, donde fue elegida vicepresidenta y llevó la voz de las mujeres argentinas a la escena mundial.
La Dra. Gierson no solo se destacó por su capacidad creadora y valentía, sino también por su generosidad. Dedicó gran parte de su vida a la educación y al cuidado de los más vulnerables. En el contexto de la epidemia de cólera de 1886 en Buenos Aires, trabajó incansablemente para atender a los enfermos. Además de atender en su consultorio particular, concurría a los incendios e inundaciones para ayudar a los damnificados. Los Bomberos de La Boca la distinguieron como miembro honorario y ella se jactaba de ser la única mujer bombero. También fue pionera en traer al país el sistema Braille y la única médica de sordomudos y ciegos, a quienes atendía gratis.
El legado de Cecilia Grierson sigue vivo hoy en día en la medicina, la enfermería y la lucha por los derechos de las mujeres. Es importante rescatar su figura que personifica en su rostro amable la resiliencia frente a los obstáculos, el valor del compromiso social y la convicción de que la educación es el camino para transformar el mundo. Su legado no es solo histórico, sino profundamente vigente. Y nos quedamos con una frase sabia y práctica que pronunció “Hay que despertar corrientes de bondad”.